Por: César Carlos Sandoval Pozo / Hay quienes pregonan defender al pueblo, pero en los hechos y en la realidad los traicionan, se burlan del voto ciudadano, no les importa cumplir con sus propuestas que alguna vez juraron y ofertaron. Vizcarra tiene una mochila bien pesada sobre sus hombros y una carga de conciencia que no lo dejará dormir por el resto de su vida.
Miles de familias lloran a sus muertos, más de 7 millones de peruanos se han quedado sin trabajo. El hambre y las necesidades se incrementan, la mentira se institucionaliza y deja de ser un acto inmoral, la corrupción, el robo, la coima ahora es parte del manual de la gestión pública, los medios de comunicación se han convertido en apéndice de palacio de Gobierno, lentejean su pluma por la quincena, desinforman, mienten para lavarle la cara al monarca mitómano, humillan a la nación ante el mundo pervirtiendo la realidad objetiva. Vizcarra y su corte se refugian bajo la falda del ministerio público, pacta con Ollanta y dominan la Junta Nacional de Justicia, es ahí donde sacan jueces y fiscales probos para poner sicarios y perseguidores de opositores al régimen, nombran jefes de organismos que tendrán la responsabilidad de llevar a cabo las elecciones del 2021. En estas condiciones no hay garantías de un proceso limpio y transparente.
El accesitario teme la cárcel y hará lo que sea para poner al nuevo presidente y congresistas que lo protejan en el próximo quinquenio. El traicionó y se sentó en la casa de Pizarro, porque estaba vulnerable y expuesto después del escándalo de chincheros, era evidente que se iría a la cárcel por su complicidad y sus negocios con ODEBRECHT, por su oscura gestión en Moquegua, por su relación con el club de la construcción y su sociedad con Graña y Montero. Y ahora los audios de la vergüenza y de la inmoralidad, los Richard Swing, las contrataciones descaradas de su linaje familiar, los amigos del tenis, etc.
Señores de la clase política, juristas alquilados, constitucionalistas de taco bajo, y conductores de medios de comunicación; ustedes que están sometidos a la voluntad y al servicio del gobierno, ¿podrán rebatir, desmentir y seguir queriendo decirle al pueblo que este no es un gobierno moral y corrupto? Por supuesto que no, por más blindaje que haga Julio Guzmán, por el temor de Fuerza Popular y la hipocresía de Urresti, los peruanos actuaremos con responsabilidad y con memoria para las elecciones del 2021.
Su gobierno, Señor Vizcarra, es pestilente, repulso nacional y vergüenza internacional.
(*) Abogado y Analista político
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