Por: Iván Pedro Guevara Vásquez / El nombramiento de un nuevo gabinete de ministros liderado por Walter Martos Ruiz, ha recibido una abrumadora votación en la cuestión de confianza resuelta el día 11 de agosto de 2020: 115 votos a favor de un total de 130 curules. Todo un éxito en términos cuantitativos.
Tal victoria en votos de confianza puede tener explicaciones de fondo y de forma por cierto; pero lo que destaca a nivel de evidencia es la personalidad y temperamento del nuevo Primer Ministro en nuestro régimen político presidencial: Su tranquilidad y ecuanimidad.
Estas cualidades confirmaron que la negación del voto de confianza al gabinete Cateriano no tuvo el carácter de detonante de una crisis política. No hubo con tal negación de confianza ninguna crisis política en realidad, tal como lo dijimos en un artículo anterior. Que algunos medios hayan querido presentar tal negación del voto de confianza como una crisis política es otra cosa, lo que revelaría que los periodistas deberían centrarse más en informar que en opinar porque al final son los hechos los que mandan por encima de cualquier línea editorial o de determinado periodista (mujer o varón) que puede creerse un “líder de opinión” y emitir sus opiniones en tal pretendida condición.
En ese sentido, el suelo está parejo y el cielo nos observa. Y dentro de ese cielo viene a la memoria la frase bíblica contenida en Mateo, capítulo 5, versículo 9: “Dichosos los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Y es que el nuevo presidente del Consejo de Ministros en la sesión plenaria semipresencial de la cuestión de confianza del martes 11 de agosto ha demostrado sus cualidades de pacificador.
Aún cuando el discurso del presidente del nuevo gabinete ministerial fue leído, la cuestión de las formas o de la ornamentación cedió ante los atributos de fondo que mostró Walter Martos el día de la cuestión de confianza, tan necesarios en tiempos actuales de pandemia.
En ese momento de la votación de la cuestión de confianza el nuevo presidente del Consejo de Ministros fue, sin duda, un pacificador, pues una nueva negación de confianza hubiera complicado severamente el panorama político, por lo que es bienvenida esa cualidad de pacificador.
Sin embargo, como lo dijeron algunos representantes del pueblo el martes 11 de agosto de 2020, en plena pandemia en nuestro país (con más de 500 000 contagiados y más de 25 000 fallecidos a causa de la nueva cepa de coronavirus), la aprobación al nuevo presidente y su gabinete no es en lo absoluto incondicional, no implica “carta blanca” alguna, porque no le corresponde al Congreso de la República actuar directamente contra la pandemia, ya que su labor central es dar la legislación que facilite la lucha contra la epidemia viral mundial.
Es al Poder Ejecutivo al que le corresponde actuar directamente, con las medidas ministeriales de implementación correspondientes, para salvar, en primer lugar, a la población peruana, y, en segundo término, la economía nacional, por mandato constitucional y supranacional.
(*) Abogado, consultor político